Antonio Heras
MEXICALI.- «Eva» abraza a su hijo con el que empezó una nueva vida en el albergue para víctimas de violencia que habita en la ciudad de Tijuana desde principios de este año.
Es una mujer sobreviviente de la trata de personas con fines se explotacion sexual que fue rescatada de una red del crimen organizada que opera en Tijuana luego de recibir una golpiza de su explotador.
Originaria de Michoacán, en el Pacífico mexicano, se atrevió a levantar la voz y negarse a ir a su «centro de trabajo» en la Zona Norte de esta frontera, la respuesta fue salvaje en el lenguaje de la violencia. Con los estragos físicos, acudió a una asociación civil para solicitar auxilio y protección.
Se presentó la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia de Baja California, rescataron a su hijo menor de edad para ser trasladados a un albergue y abrir la carpeta de investigación que se encuentra en etapa de recolección de pruebas para judicializar el caso. El tratante de personas es el epicentro de la investigación, además que existen otras dos mujeres que son víctimas de explotación sexual.
Es uno de los nueve casos que se han denunciado en la entidad durante los cuatro primeros meses de 2019, de los cuales seis se presentaron en Tijuana y tres en Mexicali.
La incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública señslan que en enero se reportó un caso, al igual que en febrero, en marzo acudieron tres victimas y cuatro en abril.
Antes, «Eva» fue explotada sexualmente por otro hombre, después apareció rl padre de su hijo que la convenció a vivir con él, lo que aceptó porque le mostró una conducta «muy amable y educada» de una supuesta «buena persona» que prometió ayudarla. Meses después de convencerla y lograr su confianza, «Eva» fue obligada de nuevo a prostituirse en los callejones de la Zona Norte de la ciudad de Tijuana.
A partir del nacimiento de su hijo la obligó a trabajar mas y mas, la amenazó con privarla de ver al niño si acaso se atrevía a denunciarlo. Con el paso de los años el tratante le hablaba mal al niño sobre «Eva» para que la despreciara y contrastaba con la versión que él era un buen ser humano.
A la par del desprecio de su hijo, «Eva» recibía malos tratos desde golpes, abusos psicológicos, groserías y otras expresiones de agresión, el dinero que ganaba se lo entregaba a su “tratante” y solo le quedaba para mal comer y comprar ropa para su labor de sexo servidora
Una fuente consultada rn la PGJE advirtió que en la mayoría de los casos de trata de personas se mantiene en la clandestinidad del hogar, pocas víctimas se asumen como explotadas, hay amenazas de muerte y de daño a la familia, prácticamente no hay testigos de los hechos, lo que hace complejas las investigaciones.
Como nunca antes lo hizo, desde hace un mes conviven a diario, aprenden a tratarse de manera directa sin interlocutores, duermen juntos, conversan.
Saben que en ese sitio hay vigilancia policiaca las 24 horas pero los sobresaltos contenidos en siete años hacen que se abracen y sueñen con estar lejos de esta frontera.