Advierten sobre el mercurio en focos ahorradores, brillante y letal

Riesgos en casas, oficinas y escuelas en especial para niños

Antonio Heras
TIJUANA.- Al contener pequeñas cantidades de vapor de mercurio, los

“focos ahorradores”, esas lámparas de luz blanca en forma de espiral o tubo que contienen ese líquido plateado y brillante, representan por su alta toxicidad un riesgo para la salud, sobre todo para los niños.

El mercurio es un metal pesado que no se elimina del cuerpo, se acumula sobre todo en los tejidos grasos y puede generar daños neurológicos graves.

De romperse en un espacio cerrado, el vapor se libera y se puede respirar y por ser muy fino, casi invisible, entra a los pulmones de manera directa,  advirtió el ingeniero bioquímico José Carmelo Zavala, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México.

Un caso que alertó al mundo sobre los peligros de este metal fue el de la ciudad japonesa de Minamata, donde una planta industrial arrojó al mar aguas residuales con mercurio, los peces lo absorbieron, se contaminó la cadena alimenticia y muchas personas enfermaron gravemente pues hubo daños neurológicos severos y afectaciones en mujeres embarazadas.

Esta tragedia sanitaria, comentó, dio origen al Convenio de Minamata, un acuerdo internacional que busca reducir y eliminar progresivamente el uso del mercurio en productos y procesos industriales y prevenir su exposición a seres humanos.

Es importante evitar que los niños sean expuestos a este material toxico, ya que es bioacumulable y su sistema aún está en desarrollo.

Nosotros, los adultos, ya vamos de salida -dijo Zavala-, pero los niños apenas están comenzando. Ellos no deberían estar expuestos a este tipo de peligros en escuelas o casas”.

Zavala, egresado del Programa LEAD por El Colegio de México, consideró urgente retirar los focos ahorradores de los espacios donde habitan o estudian niños.

Aunque fueron una alternativa eficiente al consumo eléctrico en su momento, hoy existen opciones más seguras, como los focos LED, que no contienen mercurio y son igual o más eficientes.

Además hizo hincapié en que romper un foco de este tipo no es un accidente menor: “Debe manejarse como un residuo peligroso. Si se rompe, hay que cubrirlo con un trapo húmedo, envolver bien los fragmentos para que no corten, embolsar todo en plástico y cerrarlo adecuadamente”.

Al igual que les  explicamos que no deben tocar el fuego o jugar con cuchillos, debemos enseñarles que el mercurio es peligroso aunque brillante y genera curiosidad.

Esa enseñanza, dice, puede convertirse en una herramienta para la prevención y para fomentar la participación de la niñez en temas de salud y medio ambiente.

La participación ciudadana es clave. Todos podemos contribuir evitando comprar productos que contengan mercurio, como algunos tipos de pilas, termómetros antiguos, tensiómetros o interruptores eléctricos viejos. También podemos informarnos sobre los puntos de recolección adecuados para desecharlos sin poner en riesgo a otras personas.

El Convenio de Minamata es un esfuerzo internacional, pero su éxito depende de que cada comunidad asuma su parte. “Se trata de cuidar la vida, la salud de nuestros niños y el futuro del planeta. Esa es la meta”, concluyó Zavala.

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