
Tijuana.- En el condado de Roscommon, Irlanda, se encuentra Rathcroghan (Ráth Cruachan), un vasto complejo arqueológico con más de 240 monumentos que fue centro espiritual y político de los antiguos celtas. Considerado la sede de los reyes de Connacht, también era visto como la entrada al inframundo celta, el Tír na nÓg, el reino de la juventud eterna.
En este sitio sagrado destaca Oweynagat, “la Cueva de los Gatos”, venerada como el portal entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Según la mitología, por esta cueva emergían diosas, espectros y criaturas sobrenaturales durante Samhain, la festividad celta que marcaba el fin del verano y el inicio del invierno. Este festival sería el antecedente directo del actual Halloween.
Durante Samhain, los celtas creían que el velo entre los mundos se volvía más delgado. Los druidas encendían fogatas y realizaban rituales para proteger a los vivos y guiar a los espíritus. En Rathcroghan, estos actos tenían un peso simbólico especial: se pensaba que las almas podían salir por Oweynagat para visitar a sus seres queridos.
Las leyendas cuentan que por la misma cueva aparecía Mórrígan, la diosa de la guerra y la muerte, quien cabalgaba entre los vivos para anunciar el destino de los hombres. Estos mitos, transmitidos oralmente durante generaciones, dieron forma a muchas tradiciones europeas sobre los fantasmas y los espíritus.
Con la llegada del cristianismo, los monjes fusionaron Samhain con el Día de Todos los Santos, celebrado el 1 de noviembre. Su víspera, All Hallows’ Eve, derivó en Halloween, aunque muchas costumbres paganas —disfraces, velas, ofrendas— sobrevivieron, manteniendo viva la esencia celta.
Las excavaciones modernas en Rathcroghan han revelado túmulos funerarios y estructuras ceremoniales que confirman su papel como uno de los mayores centros rituales de Europa. El sitio combina mito y arqueología, ofreciendo un retrato tangible del antiguo mundo espiritual celta.
Hoy, Rathcroghan sigue siendo un destino de peregrinación. Cada otoño, visitantes recorren sus colinas y exploran Oweynagat, en busca de la conexión entre los vivos y los muertos que inspiró Halloween.
Más que un vestigio arqueológico, Rathcroghan es la raíz del Halloween moderno, un recordatorio de que esta festividad nació no del miedo, sino del anhelo humano de honrar a los espíritus y celebrar el ciclo eterno de la vida y la muerte.
ANP.



