
Tijuana.-La declaratoria de la UNESCO a la Cocina Tradicional Mexicana en 2010, que se ostenta como un gran orgullo nacional, no visibiliza ni apoyar lo suficiente a las mujeres que la sustentan: campesinas, cocineras tradicionales, que son el verdadero motor y guardián de estas prácticas. Aquí te presentamos un top cinco del por qué no sirve esa declaratoria:
Número 1.- Extractivismo disfrazado de orgullo nacional. México presumió sus cocinas al mundo, pero se le olvidó las mujeres que las sostienen. Los platillos se volvieron marca país y las cocineras quedaron fuera de la narrativa. El país sí ganó prestigio, ellas no ganaron nada
Número dos.- La declaratoria creó industria, pero no derechos. Festivales, chefs, libros, influencers, todos lucrando con la cocina tradicional, pero las cocineras sin contratos, sin regalías, sin seguridad social. El patrimonio se volvió negocio para todos, menos para ellas.
Número tres.- No existe un marco real de estudios de las cocinas mexicanas. Se llenaron las universidades de gastronomía, pero en su mayoría no enseñan milpa, territorio, ni cocina comunitaria. Formamos chefs para hoteles, no guardianes del fuego.
Número 4.- La S1084, la trampa perfecta. En 2018 el gobierno creó la certificación S1084 para dignificar a las cocineras tradicionales, pero las clasificó como ayudantes de cocina, un papel que no reconoce su autoridad, su nombramiento comunitario, ni su conocimiento ancestral.
Número 5.- 15 años celebrando un papel, mientras ellas siguen en el abandono. Sin agua, sin mercados dignos, sin lugares, sin un motor económico que les permita generar. El país presumió patrimonio, pero no a quienes lo mantienen vivo.
La cocina tradicional mexicana está viva por las cocineras tradicionales, no por la declaratoria. Si vamos a celebrar algo, que sea el fin del extractivismo y el inicio de una justicia que ya se tardó, digamos 15 años, pero más. Les debemos mucho.
ANP.



