
Dicen que una canción no puede cambiar el mundo, pero esta estuvo a punto de hacerlo… Es finales de los años 80, el muro de Berlín se cae, la Guerra Fría se derrite, y en medio de ese caos histórico, cinco alemanes de pelo largo y chaquetas de cuero están a punto de escribir el himno de una generación.
Se llaman Scorpions, son una banda de rock alemana que ha pasado dos décadas tocando en todo el planeta. Durante esa época, Klaus Meine, el vocalista, mira al público y siente algo imposible de ignorar y mientras camina por el río Moscova, escucha algo, el viento del cambio. Regresa a su hotel, toma una libreta y escribe. Escribe sobre esperanza, sobre el futuro, sobre un mundo nuevo.
En 1990 lanzan “Wind of Change” y explota. Se convierte en la banda sonora del fin de la URSS. Millones la cantan, miles la adoptan como himno. Incluso políticos la usan como símbolo del nuevo mundo que está naciendo.
¿Una banda de rock ayudando a derrumbar dictaduras? Quizá no, pero Scorpions hizo algo igual de poderoso: Ponerle música a la libertad, recordarle al planeta entero que la historia podía cambiar y que el cambio ya estaba soplando.
ANP.



