Corrupción, límite de conservación del Alto Golfo de California 

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Por: Alejandra Navarra

En el alto golfo de California la corrupción atenta contra la conservación de las especies y también contra la vida de las personas. Como se ha documentado en 148 notas que hacen referencia a la pesca en el alto golfo de California publicadas en medios digitales entre 2017 y 2019, la corrupción sería el principal obstáculo para conservar a la vaquita marina, animal que se enreda y muere en las redes totoaberas.
Sea Shepherd, al inicio de su quinto año de operaciones en el alto golfo de California, reporta haber recuperado 163 mil 600 metros de redes ilegales para la pesca de totoaba (https://youtu.be/IsA9pawkcDc). La vigilancia y detención de pescadores de totoaba, especie en peligro de extinción, es una atribución de las autoridades. Pero ante su omisión, Sea Shepherd actúa sacando las redes totoaberas del mar. Estas acciones directas de los activistas han visibilizado la presencia de cárteles de bucheros de totoaba. Los bucheros satisfacen la demanda de un mercado asiático que paga por la vejiga natatoria de este pez más que por la cocaína. Sus acciones directas para sacar las redes totoaberas del mar han generado que en 2019 esta mafia haya empezado a robar, a mano armada, las redes de los pescadores de especies reguladas y permitidas.
A pesar del fuerte marco regulatorio y las acciones de Sea Shepherd, entre 2015 y 2019 la población de vaquitas marinas parece haber disminuido de 30 a sólo 10 especímenes. Ello evidencia que todos los esfuerzos para normar y, con ello, ordenar la pesca en el alto golfo de California están fracasando en sus objetivos de conservación. Sin recursos para la vigilancia ni posibilidad para detener las redes de soborno que crean las mafias del buche de totoaba, los agentes de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) parecen impedidos para hacer valer las leyes en el aislado y laberíntico territorio deltáico.
Es en este contexto que aparecen los límites –y el alto costo social– de las normas elaboradas para la conservación. Por eso es fundamental detenerse a revisar una problemática en la que las restricciones de pesca en el alto golfo de California y delta del río Colorado –al colocar a la conservación como la prioridad en detrimento de las necesidades de sobrevivencia de los pescadores– consolida una racionalidad normativa que prioriza la conservación, violentando los derechos económicos, sociales y culturales de las poblaciones cuyo bienestar depende de su trabajo en el mar. El caso se vuelve aún más complejo cuando se violentan los derechos al territorio y a la pesca del pueblo cucapá, que, según demuestran fechamientos del arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Baja California, Antonio Porcayo, han pescado en esa región desde hace al menos 300 años.
En conclusión, las leyes de medio ambiente y de pesca vigentes en el alto golfo de California no han logrado salvar de la extinción a la vaquita marina. Tampoco se han usado para detener y encarcelar a los pescadores de totoaba. Este marco legal diseñado para proteger a las especies, sin embargo, está produciendo altos riesgos, vulnerabilidad social y despojo territorial para los pescadores cucapá y para todos los pescadores ribereños de la región.
Profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales, ITESO
alejandranavarro@iteso.mx

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